Flores de Bach y acompañamiento emocional
Las emociones son la respuesta del cuerpo ante un pensamiento. Según los patrones mentales y las creencias que albergamos, despertará en nosotros una emoción u otra. Cuanto más identificados estemos con nuestros pensamientos, mayor será la intensidad de la energía emocional que experimentamos.
A menudo intentamos deshacernos de ciertas emociones porque nos generan sufrimiento, sin darnos cuenta de que al rechazarlas, lo único que hacemos es reforzarlas y mantenerlas presentes.
Las emociones suelen manifestarse en capas: por ejemplo, detrás de la rabia suele encontrarse la tristeza, y detrás de esta, el miedo. Aprender a sentir las emociones sin juicio es esencial, ya que al hacerlo comenzamos a desidentificarnos de ellas y a liberar su carga.
La primera emoción que merece nuestra atención es siempre la que se manifiesta en el momento presente. Solo cuando nos permitimos sentirla plenamente pueden emerger las emociones más profundas que permanecían ocultas. Una vez que la emoción ha sido reconocida y acogida, podemos observar con mayor claridad el pensamiento que la sostiene.
En muchas ocasiones, no resulta sencillo distinguir lo que sentimos de lo que pensamos. Por ello, el acompañamiento emocional se vuelve un recurso muy valioso: nos enseña a conectar con nuestras emociones, a comprender su mensaje y a transformar los patrones mentales y creencias que limitan nuestra paz interior.
De esta manera, aprendemos a vivir nuestras experiencias con mayor serenidad, presencia y armonía.
Las Flores de Bach, creadas por el Dr. Edward Bach hace más de 80 años, constituyen una terapia vibracional que ayuda al cuerpo emocional a recuperar su equilibrio natural, disolviendo gradualmente el “cuerpo del dolor” acumulado a lo largo de la vida.
El acompañamiento emocional, unido al poder armonizador de las Flores de Bach, ofrece un camino profundo y eficaz para reconectar con nuestro equilibrio interior y vivir desde un estado de mayor bienestar y plenitud.
Las emociones son la respuesta del cuerpo ante un pensamiento. Según los patrones mentales y las creencias que albergamos, despertará en nosotros una emoción u otra. Cuanto más identificados estemos con nuestros pensamientos, mayor será la intensidad de la energía emocional que experimentamos.
A menudo intentamos deshacernos de ciertas emociones porque nos generan sufrimiento, sin darnos cuenta de que al rechazarlas, lo único que hacemos es reforzarlas y mantenerlas presentes.
Las emociones suelen manifestarse en capas: por ejemplo, detrás de la rabia suele encontrarse la tristeza, y detrás de esta, el miedo. Aprender a sentir las emociones sin juicio es esencial, ya que al hacerlo comenzamos a desidentificarnos de ellas y a liberar su carga.
La primera emoción que merece nuestra atención es siempre la que se manifiesta en el momento presente. Solo cuando nos permitimos sentirla plenamente pueden emerger las emociones más profundas que permanecían ocultas. Una vez que la emoción ha sido reconocida y acogida, podemos observar con mayor claridad el pensamiento que la sostiene.
En muchas ocasiones, no resulta sencillo distinguir lo que sentimos de lo que pensamos. Por ello, el acompañamiento emocional se vuelve un recurso muy valioso: nos enseña a conectar con nuestras emociones, a comprender su mensaje y a transformar los patrones mentales y creencias que limitan nuestra paz interior.
De esta manera, aprendemos a vivir nuestras experiencias con mayor serenidad, presencia y armonía.
Las Flores de Bach, creadas por el Dr. Edward Bach hace más de 80 años, constituyen una terapia vibracional que ayuda al cuerpo emocional a recuperar su equilibrio natural, disolviendo gradualmente el “cuerpo del dolor” acumulado a lo largo de la vida.
El acompañamiento emocional, unido al poder armonizador de las Flores de Bach, ofrece un camino profundo y eficaz para reconectar con nuestro equilibrio interior y vivir desde un estado de mayor bienestar y plenitud.
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